No es habitual que se convoque un concurso para llevar a cabo el proyecto de una casa particular. Sin embargo, esto es lo que hizo el propietario de esta vivienda unifamiliar ubicada al sur de la costa de la región portuguesa de Alentejo. El cliente tomó la inusual decisión de llamar a tres estudios, que debían presentar sus propuestas para construir una casa vacacional donde refugiarse lejos del bullicio de la gran ciudad. El ganador fue el arquitecto Pedro Reis.
Éste presentó un proyecto de estética minimalista, que ofrecía una lectura “dramatizada” del paisaje natural al construir una casa de una contundente volumetría sobre la cima de una colina relativamente protegida por la topografía circundante.
Los dos volúmenes superpuestos en forma de cruz sirvieron al arquitecto para “fundar un lugar a través de una fuerte impronta geométrica”, tal como se describe en el texto de Luis Santiago Baptista y Pedro Pacheco “Let´s Talk about Houses: Between North and South” para la Triennale de Arquitectura de Lisboa (2010). El objetivo de esta estrategia dialéctica no fue sólo reducir la escala y la presencia de la construcción, sino también dividir el programa funcional en dos áreas, una más exuberante y expuesta a la visión y otra más íntima y contenida.
Si el liviano volumen superior rememora la imagen de la casa moderna, con sus fachadas blancas perforadas por grandes áreas acristaladas abiertas al escénico paisaje, el volumen inferior anclado al terreno, revestido con láminas de hormigón color tierra y pre-fabricado in situ, descansa sobre el suelo, dando soporte y aportando estabilidad a la casa.
En términos de la organización del interior de la vivienda, el volumen suspendido concentra los espacios principales (salón-comedor, cocina y dormitorio principal), mientras el volumen inferior actúa como una zona de expansión, alojando las áreas más íntimas o áreas de servicio (habitaciones, baños y garaje), permitiendo aumentar de esta manera el área de uso.
Entre las diferentes estancias, la cocina -como centro de la casa- toma una importancia primordial, actuando como un punto neurálgico de circulación: entrar, atravesar el interior y dirigirse al jardín. Aquí, una generosa pérgola proporciona una agradable sombra y un tanque de agua, que discurre por debajo de la casa en la habitación principal, se convierte en un espejo que ofrece el reflejo de los pinos que rodean la edificación.
Estrechamente relacionado con los dos volúmenes de la vivienda, el paisajismo se ha dibujado de dos diferentes formas. Una mucho más amable, con el canal de agua y un verde jardín sobre el que destaca claramente la parte superior. Otra más dura, desnuda casi de vegetación, que contribuye a que se funda con ella visualmente el nivel inferior.
En resumen y como concluyen Baptista y Pacheco, “la experiencia de esta casa es concentrarse en su esencia, en el interior y en el exterior, contemplando y persistiendo, destacando una agradable sensación de vida cercana a las comodidades de la vida urbana”.
Vía: diariodesign