Red Bull es, sin duda, la mayor marca de bebidas energéticas del mundo y ha logrado basar su éxito en ligar su imagen a la aventura, al riesgo y a la búsqueda de los límites, potenciando la propia marca, en lugar centrarse en las ventajas de su producto. La bebida de Dietrich Mateschitz, el magnate austriaco, ha sido protagonista de centenares de noticias en los medios de comunicación de todo el mundo, y su último reto, el “Red Bull Stratos” culminado ayer, no sólo es un gran hito deportivo y científico, sino también un hito en la creación de marca ya que ha generado unos ingresos de 100 millones de euros.
Partiendo de la adaptación de una bebida asiática al gusto occidental, Red Bull es mucho más que un popular refresco. La marca ha sido capaz de reinventar el marketing con una estrategia de mercado pionera: el multipatrocinio. Es decir, en lugar de invertir millones en patrocinios a equipos y deportistas de élite en deportes tan populares, y también saturados, como el fútbol, el baloncesto o el golf, Red Bull apostó por los deportes extremos, mucho menos conocidos por el público. Es cierto que con deportes tan minoritarios la repercusión de manera unitaria es bastante limitada, pero la suma de todos los impactos conjuntos puede llegar a ser impresionante.
Red Bull está presente en competiciones de Fórmula 1, mountain bike, windsurf, wakeboard, skate, paracaidismo, escalada o esquí extremo entre otros. Un montón de deportes extremos que multiplican las posibilidades de aparecer en algún medio y llegar a su público objetivo. Al mismo tiempo, su asociación con los deportes extremos ayuda a reforzar su propia imagen corporativa, lanzando valores de marca muy fuertes hacia su público objetivo, los consumidores jóvenes que, habitualmente, se sienten más atraídos por este tipo de deportes.
Aunque los patrocinios son sólo un aspecto de su estrategia. Red Bull crea sus propios eventos y, como una productora de contenidos, graba a sus actores, edita y produce los vídeos que después se emiten en televisión fomentando tanto la difusión de la marca como la de muchos deportes extremos que han pasado de las minorías a auténticos fenómenos de masa.
Para entenderlo no hay más que mirar la expectación que se ha generado en torno al “Red Bull Stratos”, el lanzamiento de Felix Baumgartner en caída libre desde la estratosfera, que siguieron millones de personas en directo desde todos los rincones del mundo y al que algunas televisiones, como Teledeporte en España, dedicaron una completa cobertura en directo alcanzando la cifra de más de dos millones de espectadores.
Red Bull ha centrado su estrategia en la diferenciación y la especialización, y con una bebida inclasificable por sabor y propiedades, ha logrado superar las fronteras del ámbito deportivo para llegar al doméstico. “No traemos el producto a la gente, traemos la gente al producto”, explica Mateschitz. Y es que, siendo una marca que invierte un 25% de sus ingresos en marketing, según publica lainformación.com, Red Bull ha sido capaz de realizar todo tipo de campañas, acciones y eventos con un solo objetivo: reforzar su imagen de marca moderna, dinámica y extrema.
Vía: Marketingdirecto